Crisis en el nombre del Señor

¿Cómo lo haces ahora? ¿Cómo puedes tener una crisis cuando estás conectado a Dios?

Imagina vivir cada día en conexión, en oración con Dios. Él es el centro de todo y, sin embargo, ¿entras en crisis?

Cómo puede ser, no tiene sentido. ¿Es eso posible? ¿Por qué, por qué, qué está pasando?

Mucha gente puede hacerse estas preguntas, la vida tiene leyes clarísimas a las que todos estamos sujetos. La única diferencia es quién las entiende mejor, peor o nada. 

Cómo la crisis viene a usted ahora, aunque usted está realmente conectado con Dios, el Espíritu Santo y en la oración con el origen y en realidad debería estar a salvo.

La respuesta sencilla, la vida no es tan sencilla, Dios y la oración, Jesús, ese es el centro de todo, lo más importante. La oración diaria ayuda a estabilizar la mente y a tomar las mejores decisiones. Pero una es la teoría y luego está la práctica. 

En la práctica, nos guían Dios y el Espíritu Santo. Pero no de la manera que imaginamos, sino de la que es mejor para nosotros. 

Sin endulzarlo, si entras en crisis a pesar de rezar, simplemente has mantenido la conexión pero no te has comportado lo suficientemente correctamente en la práctica. 

A muchas oraciones les gusta surgir de deseos y necesidades. Pero lo que realmente nos conviene puede ser algo completamente distinto en la vida. 

Debemos actuar exactamente como conviene al Espíritu de Dios. Si sólo nos bañamos en la oración y en el amor de Dios, pero seguimos actuando de forma egoísta y equivocada, la vida nos dará una lección. Independientemente de la teoría, la práctica nos corregirá. 

Si estás en crisis, sólo hay una salida, tienes que hacer un análisis claro, por qué estoy donde estoy ahora y qué puedo hacer para no volver a estar en esta situación. 

A veces Dios nos educa con tareas para que mejoremos y nos hagamos más fuertes. Esto puede ser doloroso, pero al final crecemos y las tareas pueden llegar a ser mejores. 

Pero si no reconoces las señales, en la crisis en la que estás, siempre te meterás en nuevas situaciones y además puede empeorar. Tenemos que ser honestos con nosotros mismos y volver al principio y darnos cuenta de qué me ha llevado ahí, qué puedo hacer para liberarme de este aprieto. 

Esta reevaluación, esta salida, puede hacerse muy bien en la oración. Todas las preguntas sin respuesta, todos los miedos, pueden plantearse a Dios en la oración y las respuestas ayudarán, aunque sea doloroso, a encontrar la salida y, lo que es aún más importante, el punto de inflexión, el comienzo de algo nuevo. 

De hecho, quien se atenga a la verdad pronto se dará cuenta de que incluso las cosas malas son muy importantes en la vida, y que incluso podemos crecer más con lo malo que con lo bueno. 

Con Dios o sin Dios, el sol brilla sobre todas las personas, las leyes son las mismas para todos. Y sin embargo, en la oración y en conexión con el Espíritu Santo y Jesús, tenemos todo en nuestras manos para recorrer el mejor camino posible en la vida. 

Dios es amor y quien está en Dios está en el amor. Este poder ayuda a soportar la dureza de la materia hasta tal punto que uno puede convertirse en un ejemplo para sus semejantes. 

Estamos hechos para superarnos sirviendo a la vida, lo hacemos, lo hacemos bien, normalmente a través de nuestros semejantes, con tareas, servicios y sentido en nuestro entorno, a nosotros mismos y a todos los demás. 

Convertirnos simplemente en ricos despreocupados, poder satisfacer todas nuestras necesidades en abundancia y sólo poder estar en lo mejor de lo mejor y suprimir todo lo malo y negativo difícilmente lo será. 

En pocas palabras, reza sin cesar y haz el bien, sé agradecido y mantén tu egoísmo bajo control, entonces hay menos dolor, no hay necesidad de pintar al diablo en la pared y el alma está mejor servida. 

Como se ha escrito en otra parte, la moneda más importante y verdadera de nuestras vidas, el alma buena, el verdadero sentido de la vida. 

En este sentido, deseo a todos en cada crisis el mejor crecimiento posible y que se despeje el camino para una vida aún más agradecida en nombre del Más Grande, Jesucristo Redentor, que en realidad ya soportó todos nuestros dolores y temores por nosotros y nos despejó así el camino en el Gólgota.

Cada uno experimentará su Gólgota personal, prácticamente nadie uno tan duro como Jesucristo, el precio más duro que llevó por nosotros y con la resurrección nos muestra el camino a casa.

Él es el camino, la verdad y la vida.  

Que así sea.

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